Víctor Duplá, actor: «En los castings llevo muy mal  esa sensación de que te están juzgando pero no te están viendo»

Víctor Duplá, actor: «En los castings llevo muy mal  esa sensación de que te están juzgando pero no te están viendo»

15/10/2025 Desactivado Por admin

Entrevista realizada por Paco España

Nací en Santander y residí toda la vida en el Sardinero, donde mis padres vivían de alquiler, hasta los 21 años que me fui a Madrid a trabajar de actor. Tengo dos hermanos, el mayor Federico es director de fotografía, aunque se dedicó a la telefonía móvil, y mi hermano pequeño, Eduardo, es profesor de primaria. Mi madre se llama Luz López-Dóriga y sigue viviendo en el Sardinero. Estudió magisterio y no ejerció porque se casó, mucho más adelante sacó unas oposiciones y estuvo trabajando de auxiliar hasta que se jubiló.

A mi padre Federico le llamábamos Ico Pla, murió en 2013 con 69 años, era decorador y diseñador de interiores, tenía una pequeña tienda en la calle Hernán Cortés llamada Eje de diseño. Nos grababa en Super 8 por la nieve cuando íbamos a Reinosa; él era de allí, luego intercalaba imágenes de manantiales, árboles y música de Vangelis; tenía mucha inquietud por lo audiovisual y amor a la naturaleza. Siempre aceptó orgulloso mis deseos de ser actor y me decía lo valiente que era por dedicarme a esta profesión. Curiosamente, fue mi madre la que me impulsó a estudiar una carrera y por eso empecé derecho.

Colegio

Fui al colegio Castroverde y tengo recuerdos encontrados, allí conoces a los amigos y descubres el conocimiento que te interesa, pero había poco sostén personal y emocional, se nos trataba a todos igual y no éramos todos iguales. Tenía dificultad con los estudios, mi inteligencia era de otro tipo que no se valoraba. A mi interesaba el arte, la historia y la filosofía, lo demás no, por eso se me puso en el lado de los fracasados escolares. Recuerdo al profesor Carcedo que me marcó en el instituto, tenía un carácter tremendo y todo el mundo le tenía miedo pero a mí me hacía mucha gracia. Te inculcaba amor por la literatura y se lo agradezco mucho. El fracaso escolar duró hasta que empecé Derecho, y aunque jugué mucho a mus, me di cuenta que sabía estudiar. Me saqué el primer curso de la carrera para demostrarme a mí mismo que podía, incluso aprobé la asignatura de derecho romano, que era un hueso duro y la tenía mucha gente en cuarto curso.

Cuando vi una obra de teatro de La Machina, ahí sí que dije que era lo que quería hacer. Me subí al escenario con la obra El león en invierno, en el teatro Casyc; hacía de Enrique II, como Peter O’Toole en la película. Recuerdo que estaba sentado en el trono, a punto de abrirse el telón, empecé a temblar de miedo escénico, la sala estaba llena, pasó un minuto, comenzó la escena con mi compañero y enseguida pasó esa sensación, empezó a pasar otra cosa que llega hasta hoy, una sensación muy poderosa, estar contando una historia, encarnando a un personaje que no soy yo, poder llegar a un público, sentirle atento y poder controlar el ritmo y la situación, como de comunión, me enganchó definitivamente.

Formación

Había una escuela, con una apuesta muy seria por la formación, que dirigía Román Calleja y aspiraba a ser oficial, aunque al final no lo consiguió y ahí mi amigo Paco Merino de Titzina Teatro, que venía al Palacio de Festivales, me dijo ¿te apuntas? Les dije a mis padres que quería hacer eso, sí o sí, mi madre intentó disuadirme un poco pero me vio muy firme. Fue en ese momento cuando decidí que quería dedicar mi tiempo, mi alma, corazón y mi intelecto a hacer aquello. Los primeros años compaginaba el teatro con poner copas para pagarme la escuela, pero siempre he impartido clases de interpretación; en los momentos que trabajaba menos como actor, podía dar clases, pero siempre relacionado con el teatro.

Estuve siete años en la escuela municipal de teatro de Las Rozas y dirigiendo la agrupación de teatro de la ONCE de Madrid. Yo creo mucho en la formación en general, un actor tiene que formarse en todas las disciplinas artísticas porque la interpretación engloba todas las artes, danza, pintura, música, poesía, hay que saber de todo. Me surgió la oportunidad que suponía ir a Madrid con trabajo, un privilegio brutal y ahí ya me planteé entrar en la escuela de Juan Carlos Coraza. Fue mi salida real a lo profesional, sentía haber empezado por todo lo alto, hice grandes amigos entre mis compañeros. Al final de la escuela de Coraza conocí a María, mi compañera de vida y fue un momento clave porque empezamos a hacer proyectos juntos, también pusimos copas juntos cuando no trabajábamos.

Madrid

Cuando nacieron los niños pensamos que Madrid no era el lugar más adecuado para que se criaran y María estaba empezando a trabajar mucho en Galicia. Sin dejar la casa de Madrid, tenemos el cuartel general en aquella, pero cuando vamos a trabajar a Madrid vamos a nuestra casa. Yo llevo 10 años aquí y dos en Chantada, en la Ribeira Sacra, cerca de los padres de María. Desde Ourense te plantas en Madrid en dos horas y pico, no lo vemos como una dificultad.

He tenido, tengo y seguiré teniendo un problema con los casting, no creo en ellos, me parecen un suplicio. Esos momentos son los peores, trabajando no, puedes tener un conflicto con un compañero pero se soluciona, pero esa sensación de que te están juzgando pero no te están viendo, la llevo muy mal. En una ocasión salí del casting, cogí la moto, con un disfraz detrás, que había alquilado para hacer la prueba, llorando de rabia, sin que me hubieran dado la oportunidad de hacer algo. Últimamente esto ha cambiado mucho porque ahora hay una corriente de dirección de casting muy sensible, que se hace desde la inteligencia emocional, sabiendo que delante tienen gente sensible de la que no saben sus circunstancias personales. A nuestros hijos Martín de 15 y Lua de 13 años les hemos propuesto espacios artísticos, pero no están muy por la labor de seguir nuestra estela. Son muy críticos y tienen buen criterio desde pequeños. Nos preocupa más el mundo que les estamos dejando y la situación laboral que van a tener, pero confiamos mucho en su capacidad y su inteligencia emocional.

Proyectos: Estoy escribiendo, codirigiendo e interpretando un proyecto teatral y performático desde cero, que se llama Singularis, inspirado en textos dramáticos y experiencias personales del autor, con música electrónica en directo. En octubre tengo una película con Daniel Sánchez-Arévalo que se titula Cruzados.

Víctor Duplá, fotografiado por Geraldine Leloutre