Sonia Almarcha, actriz: “Tengo la tranquilidad de poder vivir de lo que he querido hacer”
29/04/2025“Nací en Alicante en el 68 pero mis padres y hermanos son de Pinoso, a 60 kilómetros. Se fueron a vivir a Alicante un año antes de que yo naciera. Todos los fines de semana y vacaciones iba, hay algo diferente en la gente que no ha tenido nunca pueblo. Mi madre Luisa, una mujer muy sabia, adelantada a su tiempo, de la que he aprendido muchísimo, falleció el verano pasado con 96 años; era matrona; mi padre Luis tiene 98 y fue transportista.
Mi primer contacto con la interpretación fue en Pinoso con el grupo de teatro amateur Taules, Comencé a hacer obras de teatro con 13 años y desde entonces ya no me bajé del escenario. Pasan cosas a veces que son decisivas y en el momento no nos damos cuenta. Yo no estaba en ese grupo, estaban dos amigas mías que vivían en el pueblo. Iban a hacer una obra de teatro infantil, pero una vez al año durante las fiestas hacían una obra para adultos y necesitaban a una niña protagonista. Yo las acompañé, la mujer del director era peluquera, me conocía de cortarme el pelo cuando me llevaba mi madre y le decía todo el rato a su marido “hazle una prueba a Sonia, que bonita es, que ella da muy bien el personaje”; lo dijo varias veces y el director me preguntó, le dije que me encantaría y me lo quedé yo.
Carta
Creo que a actriz siempre hubiera llegado porque tengo una carta enmarcada en el salón de mi casa que le mandé a mi madre con 8-9 años y que me la devolvió siendo muy mayor, ya vine así de serie. El texto de la carta dice:
“Mamá, ya te hablé de hacer una película. Como me tengo que ir a Madrid, yo pienso que allí está la televisión y yo quiero hacerla, pues cuando vaya hago la película. Y también tendré que presentarme si piden a una niña para hacer una película. Espero que me dejes y contéstame por hablado enseguida que la recibas. Firmado: Sonia Almarcha. Para Luisa Pérez-Pérez. Que no la lea nadie excepto ella”.
Bullying
Yo era una niña diferente, que obviamente tenía que ver con mi educación y sufrí un bullying bastante importante durante años. Al cumplir 14 me fui de aquel colegio al instituto y de repente empecé a ver que yo no era ni tan fea ni tan horrible como me decían y descubrí al cisne dentro del patito feo, encontré un equilibrio, aunque al principio tuve un momento de convertirme yo un poco en tirana también, pero pronto se me cayó la ficha. Lo viví sola, nunca dije nada. Hice muchos intentos de hablar en el colegio, pero me dijeron que me callara. Entre las amenazas para no contarlo y te dicen “cállate, no seas chivata,” pues se acabó, no dices nada. Eres un poco más imaginativa o vives mas en una nube, te sales de lo normal y durante un tiempo es terrible no ser normal, luego te das cuenta que no es así, pero puede que no te des y acabes jodido.
De toda aquella gente solo hubo una persona que pasado el tiempo me he encontrado y me pidió disculpas, me dijo: “La cantidad de veces que he pensado en lo que te hacíamos, que cagada”. La perdoné porque la sentí muy sincera, me dijo que no tenía ni puta idea de lo que estaba haciendo. Ella pensaba que ojalá se encontrara un día conmigo para decírmelo. Se necesita valor para hacerlo. A las otras me las he ido encontrando y era como “¡Hala! ¿Te acuerdas de mí?, Oye que te seguimos”. Tan normal como si fueran mis amigas del alma. Hay algo de quitar importancia “bueno, éramos unas niñas”, pero ya teníamos 13 o 14, no éramos tan niñas. Después de 40 años es algo que todavía está ahí y hay una parte mía que dice “NO, no te perdono”.
Gracias a que mi profesión es absolutamente terapéutica y siempre se puede hacer algo creativo con todo lo que vives y con todas las marcas que te deja la vida, es maravilloso, no creo que haya otra profesión igual. No hablo mucho de ello pero siempre que puedo insisto en que el tema es muy importante. Incluso en mi familia hay muy poca gente que lo sabe. Alguna vez lo he hablado para chicos jóvenes o con mis hijos a los que conté los errores que yo había cometido y que si ellos se encontraban con eso, no los cometieran. Hay gente que se sorprende mucho porque me conocen de toda la vida y no lo saben. Cuando te queda marca no es tan fácil.
Películas
Mi primera película fue una cosa pequeñísima en Adosados de Mario Camus, la secretaria de Antonio Valero. Era una pipioleta y más que disfrutar lo que hice fue estar pendiente de todo el rodaje y todo el rato detrás de combo. La soledad de Jaime Rosales fue la primera película gorda que hice. Este año he rodado con Javier Marco y Belén Sánchez-Arévalo A la cara, sobre el odio en las redes, que es muy actual y peor cada día. Contactamos en un festival de cine de Alicante, en el que les daban un premio por su cortometraje Classmate. Medijeron que se lo entregara a Javier porque era un director alicantino. Como es tan tímido no me dijo nada más, hasta que se me acercó una señora, ¡que era su madre! y me dijo: “Javier no se atreve a decírtelo pero yo sí, tiene un corto que te quiere pasar por si lo quieres hacer”. Mi historia con Javier es larga, ya soy como su actriz de referencia. Puedo ir paseando por la calle normalmente, quizás por el tipo de trabajos que he hecho o por como soy yo, siempre se me ha acercado la gente con muchísimo respeto y no he vivido ninguna situación desagradable.
Los proyectos que hago, no son muy comerciales y cambio físicamente muchísimo. Mi marido, Ismael Martínez, también actor, trabajaba en El Internado y hubo un momento muy agobiante. Cuando mi hija era pequeñita íbamos a la playa de Alicante y a él le paraban todo el tiempo, ni podía llegar al agua y mi hija llorando, preguntando por su papá. Tengo dos hijos, Ela y Mateo, les gusta la profesión de sus padres, mi hijo Mateo que tiene 16 va de cabeza.
Si no hubiera sido actriz, hubiera sido médico, siempre me ha interesado la medicina tradicional china, que estudié cuatro años. Creo que hubiera tenido una vida plena de otras formas, pero tengo la tranquilidad de poder vivir de lo que he querido hacer.
Agradecimientos: Mayte Ortega y equipo
“Este año he rodado con Javier Marco y Belén Sánchez-Arévalo A la cara, sobre el odio en las redes, que es muy actual y peor cada día”
“La soledad de Jaime Rosales fue la primera película gorda que hice”
